“Lo que hacemos en la academia es que la gente encuentre sus talentos para enfrentar la vida”.

El Maestro Jorge Betancur nació en el seno de una familia tradicional antioqeña con valores como el amor, la lealtad, el respeto y la disciplina entre otros. Era el menor de 16 hermanos y siempre sintió por su familia enorme admiración y respeto.  

Cuenta que se reunían en tertulias familiares con tíos y primos en las que él era “una grabadora”. Guardaba esas enseñanzas como grandes tesoros que, en 1970, cuando conoció a sus Maestros de Kung Fu Clásico, la valieron el honor de ser aceptado como su discípulo.

Sus Maestros eran originarios de China, de donde se vieron en la necesidad de establecerse en diferentes lugares del mundo lejanos de sus tierras.

Con el paso de los años los Maestros, grandes científicos, se interesaron por el desarrollo de la sociedad a nivel mundial. Ponían su atención en fauna, flora, cultura y demás características de las poblaciones que encontraban en su camino. Estas investigaciones los trajeron a Colombia y fue entonces, en 1970, cuando el pequeño Jorge, de solo 7 años de edad tuvo ocasión de conocerlos.

Se emocionaba con cada entrenamiento que tenia la oportunidad de compartir con aquellos orientales con quienes dice, el idioma nunca fue una barrera pues dominaban perfectamente el español a la par con otros idiomas. Disfrutaba enormemente de cada experiencia. Desde golpear una tula, saltar cuerda, hasta encontrarse de frente con invaluable conocimiento y sabiduría en cada entrenamiento

Siempre fue un niño con vocación de servicio. Buscaba ayudar a los demás. Quizá porque ese era el ejemplo que recibió de su familia y el entorno en el que creció. Era común para él encontrar mariposas y pequeños animales mal heridos a los que siempre quiso ayudar. En su interior quería devolverlos a la vida. Pero sus ganas de ayudar no se limitaban a curar animales. También se preguntaba cómo podía ayudar a aquellas personas enfermas en aras de mejorar su calidad de vida.

Dice que convivir con sus Maestros era como tener una familia extensiva de tíos y hermanos mayores que lo respaldaron y le ayudaron en muchos momentos. Su relación con su primer Maestro, “Mao Fu” era tan cercana como la de un hijo con su padre. Y con el padre de “Mao Fu”, el líder de la familia de Maestros era similar a la de un nieto con su abuelo. A tal punto que el pequeño Jorge tenía el honor de compartir con él todos los días. Cosa que no era muy común. De él aprendió innumerables tesoros. Entre ellos la antigua medicina china.

El Maestro Jorge cuenta que aprendió de su Maestro cómo sanar a través del viento, del sol y de la energía de los arboles.  Cómo el hecho de acercarse a ellos con sumo cuidado y respeto hace que compartan la energía que cada ser necesita. Que la sanación está en algo tan simple y mágico como la respiración.

El Maestro Jorge es el único occidental que ha logrado obtener el titulo de Gran Maestro de Kung Fu Clásico en 10 años. Era un joven de 17 años cuando recibió tal distinción. Y desde sus primeros días como discípulo del Kung Fu hasta hoy, ha sembrado un sin número de semillas cuyo fruto permanece vivo a través de los años. Un legado que permanecerá y sin duda seguirá transformando vidas a lo largo de la historia.